Monday, May 04, 2009

lo que no diría

a veces desearía tener la boca más chica
las manos más grandes
y ser más transparente
no veo más allá de mi nariz
ni siquiera si ahí hay una mosca

desprendo las llaves del llavero
ahora pesa menos

sin embargo, hay una sensación de salto no dado
de esquivar el agujero que quedó en el pedazo de suelo que me toca

habría de gritar si pudiera
pero convertí el llanto en barro

y ahora no fluye
se enquistó ahí
y me hizo una estatua de lo que fue

esto vas a leerlo
sí, vas a

y yo voy a llorar
desde el lado más recóndito de mí

porque dos caras tiene la letra
y porque los instantes también son monedas

Wednesday, December 28, 2005

Cata-rsis

Condenadamente sola
Mientras
Se me abren las venas
Y se me escapa
El líquido
Por los ojos
Por todo el cuerpo

Sangro
Y estoy sola

El mundo se abre
Y se me parte la cabeza
En mil pedazos
Mientras lloro
Abrazada a mi infancia

Que se fue

Que te fuiste

Que no sé

Si vas a estar

Y algo hiede
Algo roto

Algo que ya no va a estar

La piel se me abre
Y bebo

Me bebo a mi misma
Entre las paredes del espejo

Condenadamente

Sola

Nadie más que las palabras

Para destrozarme
Para romperme
Y hacer añicos
La realidad fingida

Esa que se palpa
Entre los dedos

Y se escapa
Porque ya es tarde

Alguien ha muerto

Y ese alguien
Que estaba
Que era

Osó escapárseme

De las manos

Ya no soy quien
Era
Soy el monstruo mismo
Las paredes del huracán

Y todo roto

Y yo
Que no estoy
Que ya no soy

Sunday, July 11, 2004

Horas...

Cada día, cada hora que pasaba y cada minuto, se escurría entre sus dedos. Se miraba en sus fotos viejas, con él, y se acordaba del pasado mientras el tiempo corría.
¡Malditos álbumes!¿Por qué existían?su vida, dolorida lloraba mientras pasaba por la extragulación del reloj el último grano de arena.
Iba escapándose de su presente, a la vez veía sus últimas canas escondiéndose tras de su oreja y sus últimos alientos escabuyéndose tras el aire tirano del día.
Tan solo una visión, producida por sus lágrimas, la hizo sonreir, el mar.
Ese mar que había acogido sus cuerpos esa tarde de verano, mientras las prescencias se habían ido, y sólo sus pieles cabalgaban con la arena llena de olas.
La picardía de la que sóo habían sido testigo las nubes, la pasíon con la que estremecieron al agua, y tan solo el tormento de un amor llenaban ahora su mente.
Era sólo el recuerdo el que la torturaba mientras el tiempo seguía pasando y sus heridas abiertas, a pesar delhorror de su última relación a pesar de los años seguían siendo su cruz eterna, la culpa perseguía su tranquilidad.
Una y otra vez recordaba cómo la sangre resbalaba por su cuello y los vestigios de sus latidos cada vez tenían menos importancia.¿Era pudor lo que surgía de sus mejillas? No, era tan solo esa maldita sed que la habia hecho desangrar a quien había amado: ahora debía amarrar su destino a su inconciencia.
Un segundo, solo un segundo y todo acabaría. Su sangre sería el punto final de su firma, la pata de la mesa, la última gota del vaso. La última semilla desperdiciada del último árbol del paraíso.
Tic-tac, tic-tac, sus manos temblaban ante la decisión final. El tiempo se detiene.
Entre silencios, el estruendo se escucha mientras la última esperanza del universo se ahorca en la ajuga de las horas. y decide desaparecer, llevándose su destino para siempre.

Saturday, July 10, 2004

En esas sillas...

A veces, cuando nos sentamos en esas mesitas locas de madera, con velas raras metidas en peceritas chiquititas, hasta nos parece que se prolonga el tiempo, y los sonidos del piano nos acercan un poco a la realidad de los sueños... Como teas, vamos caminando por los pasillos de la subasta, mientras los chichones nos saludan...
¿Extraño no?

Hasta suena confortablemente placentero.

Árboles

Entre los árboles, la loca caminaba sola. Las sombras vestían su cuerpo desnudo y le daban movimiento a sus pasos estáticos. perseguía una luciérnaga, con la paz de su huída, de luz solemne, solazándose con la pulcritud del aire. Siempre creyó que las luciérnagas eran los vehículos de su alma y que podían conducirla por los caminos menor imaginados, los de las ilusiones perdidas.
Sus manos no querían tocarla. Sólo la observación directa con sus ojos de hada le permitiría ver la esencia de la luz de la pureza de un alma completa, mientras las alas del silencio la envolvieran.
Corrió a la luciérnaga para que no se escapara. Se iba perdiendo enter los árboles oscuros, y fue tan sólo un segundo cuando dejó su cuerpo para volverse aire y envolverla sin que se diera cuenta.
Extrañamente, al convertirse, su luz fue más fuerte que la de la pequeña luciérnaga, y no supo si parecían casi simbiontes de un amor de arcoiris incendiado de fuego de su pasión condenada a los hilos de sus inocencias atadas. La luz se convirtió en fuego y el fuego quemó, el fuego se esparció dejando sólo unas pocas cenizas de su pasado.
Lo extraño del caso es que la loca siguió su camino, quemando más y más, sin dar vueltas por su vientre. El bosque la atrapaba, entre hojas de otoño, vientos de invierno y aromas de primavera.
Sumida en un sueño, por el fuego, se adentró más en el bosque de su mente, sin temer por el regreso. Era la inmensidfad de las llamas la que eflejaba su placer demoníaco de producir humo y consumir los últimos vestigios del hilo a la realidad.
El hilo, cada vez más fino, más débil y quebradizo, sus ojos de furia encendida, el trance de las llamas y la llamada imperiosa del mundo de las almas.
Su dolor se desperdiciaba entre ese y el otro mundo: eran sólo llamas, sólo paredes de laberintos, de furia contenida por felicidad de tránsito, de estático paralelo entre pasadizos, mientras definitivamente, seguía esperando a su luciérnaga.
Ya no quedó rastro alguno del puente, del hilo. Ahora buscará su luciérnaga donde sólo sus sueños pueden dibujarla del color que quieren.